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En la costa noroeste de Inglaterra y en el Mar de Irlanda, se encuentra la Isla de Man, con sus 53 kilómetros de longitud y 21 metros de anchura, que ofrece impresionantes vistas y variados paisajes para quienes gusten de la naturaleza, desde acantilados y montes morados, hasta valles forestales y bellas playas de arena.
Su tradición e historia antigua hace que sus visitantes realicen un viaje de casi 10.000 años atrás. El visitante descubrirá aquí cada uno de sus puntos atractivos, entre edificios y monumentos, las influencias y huellas que dejaron los protagonistas de la época como los celtas y vikingos. Desde sus leyendas e historias hasta la puesta fascinante del sol que ilumina el castillo y las ruinas que lo rodean, son algunos de los atractivos que no dejarán de asombrarte.
Sus senderos costeros y sus montes ofrecen el sitio ideal para senderistas y ciclistas, con rutas perfectamente delimitadas que recorren toda la isla. Para quienes prefieran un poco más de tranquilidad, los paseos en barco por la isla son una excelente opción, además de los trenes eléctricos y a vapor que se desplazan por la isla de una punta a la otra, desde Port Erin al sur hasta Ramsey en el norte. La capital de la isla es Douglas, y el paseo principal ofrece recorridos en tranvías a caballo para los visitantes.
No obstante ello, sin duda el mejor medio de transporte de la isla de Man es el ferrocarril del monte Snaefell que parte del viejo pueblo minero de Laxey, donde se puede apreciar la más grande rueda hidráulica operativa del mundo, subiendo hasta el punto más elevado de la isla, desde donde se obtienen inmejorables vistas de Escocia, Gales, Inglaterra, Mann e Irlanda.
